- Se trata de los acervos del Pabellón Escénico Chapultepec, el Panteón de Santa Paula, el Hospital del Amor de Dios, la Colonia Los Olmos y el Templo Mayor
- En el proyecto AdMEXture participan especialistas del INAH, la UNAM y la Universidad de Burgos
Cinco colecciones osteológicas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que datan del periodo Posclásico Tardío (1200-1521 d.C.) y de la etapa del contacto con los europeos, son estudiadas por el proyecto interdisciplinario y binacional AdMEXture, el cual busca desentrañar las raíces bioculturales de la desigualdad en México, a partir del estudio de la mezcla de poblaciones durante los últimos 500 años, y averiguar el origen geográfico-continental de los restos bajo análisis.
Se trata de los acervos provenientes del Pabellón Escénico Chapultepec, el Panteón de Santa Paula, el Hospital del Amor de Dios (Academia de San Carlos) y colonia Los Olmos (Tizayuca, Hidalgo), que se encuentran bajo resguardo de la Sección de Bioarqueología de la Dirección de Salvamento Arqueológico, indicó el coordinador de dicha área, Jorge Arturo Talavera González.
Asimismo, la Zona Arqueológica del Templo Mayor contribuyó con colecciones del periodo previo a la llegada de los primeros europeos y africanos al continente americano, de cuyos individuos se sabe, gracias a los estudios genéticos previos, pertenecían a las poblaciones urbanas locales, otros llegaron a Tenochtitlan en su infancia y algunos más arribaron poco tiempo antes de su muerte, añadió el director del Proyecto Templo Mayor (PTM), Leonardo López Luján.
Al respecto, la investigadora del PTM, Jacqueline Castro Irineo, detalló que se eligió material de 66 individuos, provenientes de 14 ofrendas y uno de otro contexto, que abarcan las etapas constructivas IV a la VI del Templo Mayor, correspondientes a los gobiernos de los tlatoque Motecuhzoma Ilhuicamina, Axayácatl y Ahuízotl.
En abril de 2025, se realizaron trabajos de extracción de ADN antiguo, que consistieron en la elaboración de un perfil biológico, registro gráfico y fotográfico de cada individuo, muestreo para ADN, acompañado de la elaboración de moldes para el análisis del microdesgaste dental, digitalización 3D de los restos óseos, toma de muestras de dientes o fragmentos de hueso petroso y embalaje de muestras para su envío a la Universidad Burgos, en España.
La información se dio a conocer durante la conferencia La huella de la desigualdad: una aproximación bioarqueológica al mestizaje en México, dictada el 20 de noviembre de 2025, en El Colegio Nacional, donde especialistas del INAH, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Universidad de Burgos (UBU), España, comentaron los resultados preliminares de la investigación.
Se confirmó que las muestras extraídas de restos óseos de origen prehispánico procedentes de la Cuenca de México corresponden en su totalidad a una ancestralidad genética americana, mientras que los individuos del periodo posterior al contacto con los españoles revelan el comienzo de ancestralidades genéticas africana y europea, dijo el genetista de la UBU, Alex Mas Sandoval.
Los resultados han arrojado particularidades, como el caso de las muestras provenientes de Los Olmos, en las que, a pesar de que muchos de los individuos analizados, hasta el momento, ya comenzaban a presentar rasgos culturales europeos, tienen 100 por ciento de ancestralidad americana, comentó.
Otro caso similar es el de dos individuos de la colección de San Carlos, uno de los cuales tendría un ADN mitocondrial, es decir, un linaje materno femenino europeo y un linaje masculino africano; mientras que el otro se revela con proporciones similares de ancestralidad genética europea, americana y africana, aunque su ADN mitocondrial es africano.
Por último, la académica del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de la UBU, Cristina Valdiosera Morales, dijo que conocer estos linajes permite rastrear las interacciones biológicas, “pero lo interesante es conocer la estructura de las relaciones sociales, que son resultado de prácticas colectivas y culturales e, incluso, de dinámicas de poder realizadas por individuos y grupos. Estas acciones las podemos leer en los datos en forma de desigualdades genéticas”.
